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Un grupo de niñas de una comisión fallera desfilan juntas a su llegada a la plaza de la Virgen. :: i. marsilla
60.000 ramos vencen a la lluvia

60.000 ramos vencen a la lluvia

La Virgen de los valencianos ya luce un espectacular traje de flores con predominio del blanco y la imagen de Sant Vicent Ferrer | Un total de 100.028 personas han desfilado ante la Mare de Déu en estos dos días

Juan Antonio Marrahí

Viernes, 18 de marzo 2016, 14:51

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La Mare de Déu ya luce de blanco y rojo al abrigo de 60.000 ramos. No son sólo claveles. Son 60.000 mensajes desde el corazón. Agradecimientos, secretos, súplicas... Las de los falleros valencianos que ayer completaron la segunda jornada de la Ofrenda perpetuando su devoción y entrega. La lluvia, que ya amenazó en la primera jornada del desfile, apareció a mitad tarde. Obligó a desplegar paraguas, ajustar mantillas y fijar bien el paso para no resbalar. Pero no logró deslucir un acto contemplado por decenas de miles de valencianos y turistas.

Al final, fueron un total de 100.028 personas las que desfilaron ante la Virgen, según datos oficiales de Junta Central Fallera. En cifras desglosadas, fueron 382 comisiones, 26.245 falleros, 35.411 falleras, 13.021 'falleritos', 16.665 'falleritas' y 8.686 músicos.

No se consiguió, finalmente, y tal vez debido al mal tiempo, superar las 100.302 personas del año pasado, ni, por supuesto, la cifra de 2014, cuando se batió el récord de asistentes, con un total de 105.740.

Al filo de la medianoche del jueves, la fallera mayor infantil, Sofía Soler llegó con su ramo a la Basílica de la Virgen en la primera jornada de la Ofrenda. El cardenal arzobispo de Valencia, Antonio Cañizares, deseó en su mensaje que «este gesto de devoción, junto con las celebraciones dirigidas a San José, recuerden y señalen las raíces religiosas de esta gran fiesta».

Ayer fue el turno de la fallera mayor. Pero mucho antes, desde las tres y media de la tarde, las comisiones comenzaron a desfilar por la calle San Vicente y la calle de la Paz. Por el primer acceso discurrieron los sectores de Patraix, La Seu-Mercat, Botànic-La Petxina, Quart-Xirivella, Jesús, Ruzafa B, Creu Coberta y Pilar-San Francesc. La Paz fue el camino de Canyamelar-Grau-Nazaret, La Xerea, Rascanya, Camins al Grao, Ruzafa A, Mislata y Pla del Reial-Benimaclet.

Con el paso de comisiones, el secreto diseño del manto comenzó a descubrirse. Claveles rojos y amarillos dibujaron la figura de Sant Vicent Ferrer. Y sobre él, el símbolo mariano. Tomaron forma los motivos vegetales de los costados. Y la medalla de flores rosas con forma de corazón en la parte frontal de la Mare de Déu.

Una séptima parte del manto es blanco y un 20%, de color rojo. La porción restante corresponde a detalles amarillos. La previsión a última hora era que el aluvión de claveles extienda unos tres metros el manto por las baldosas de la plaza. Justo delante, San José vio cómo los valencianos engalanaban a María. Y detrás del patrón de las Fallas, tomó forma el tapiz de 10 metros de alto de la fachada de la Basílica.

La Virgen se vistió de gratitud. Como la que le brindó Cristina Juan, una fallera de 28 años. Llegó en brazos con su pequeño Marc, de sólo un mes, y salió de la plaza con mejillas inundadas de lágrimas «Llevaba once años buscando este niño. Cuatro ofrendas pidiéndolo a la Mare de Déu. Hoy aquí está. Aquí se lo traigo por fin», confesaba.

«Gracias, Madre»

Su pensamiento en el momento de entregar el ramo, un «gracias, Madre» que brotó a alma abierta. Historias que el pequeño Marc conocerá cuando crezca. Ayer, lo suyo fue biberón y siesta fallera mecida por música, aroma a flores y el cariño de su madre. La salud estuvo presente en el ramo rojo que portó María Martínez. Durante los tres pasados años, sus visitas de la Ofrenda fueron de súplica. «Un cáncer» se cruzó en el camino de la valenciana de 52 años, miembro de la falla Montortal-Torrefiel. «Ya lo he superado. He querido dar gracias a la Mare de Déu por librarme de la enfermedad», reconoció la veterana fallera.

Y sobre las 20 horas apareció una lluvia intermitente. La organización advirtió del riesgo de resbalones. Adrián, un fallero de Emilió Baró, entró en la plaza descalzo. No fue una promesa. «Se me han roto las alpargatas por la lluvia. Pero da igual. Había que terminar», dijo.

El desfile acumuló un retraso de media hora y la fallera mayor de Valencia, Alicia Moreno, llegó a la plaza veinticinco minutos después de la medianoche. Lucía mantilla, espolín azul imperial y corpiño de manga larga con puños de puntilla similar a la del escote, diseño de Carmen Asins. Antes que ella, lo hicieron los miembros de su comisión, las falleras mayores de los últimos cinco años y la corte de honor. La entrega del ramo de Alicia y la ceremonia religiosa en la Basílica puso el colofón a la mojada Ofrenda. El embriagador presente de 100.000 falleros luce ya en la plaza, símbolo colorido de cariño y fe. Testigo de generaciones enteras al encuentro de la Virgen. Tras finalizar el acto, ya de madrugada, la fallera mayor se desplazó al Palacio de Exposición, donde desgustó una rápida cena de picoteo. Después, presidió, a pie de calle, la Nit del Foc.

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