Lo que no se ve en la Crida

Fallas 2014

Lo que no se ve en la Crida

Seis falleras mayores cuentan cómo prepararon sus discursos, los nervios antes de hablar y los imprevistos como la lluvia o las obras en las torres

21.02.2014 -
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Bandas de música, pólvora, espectáculo, partida de pilota y Crida. Así comienzan las Fallas de 2014 que el domingo reunirán a miles de valencianos. Carmen Sancho será la responsable de animar a los valencianos a pasar unas fiestas con intensidad. El escenario es el mismo, pero la historia de la Crida está cargada de anécdotas. Hace años los falleros iban ataviados con el traje regional y las comisiones conseguían puntos por ir a la Crida. Varias falleras mayores repasan sus vivencias.

Pepa Oliver Mompó FMV 1990

«Fui la primera en dar el discurso mirando al río»

OPepa Oliver fue la primera fallera mayor que realizó el discurso de la Crida hacia el río. «Hasta el año anterior se hacia mirando a la plaza dels Furs y se lanzaba el material pirotécnico desde lo alto de las torres, pero como hubo un accidente, en mi año se cambió», recuerda. La fallera mayor de 1990 explica que «al dirigir el acto hacia el río, cabía mucha más gente y en mi año el escenario estaba más bajito que ahora, casi podías tocar a la gente». Pepa confiesa que es uno de los actos que más marca «porque es un cuerpo a cuerpo con los falleros. Te diriges a miles de personas». Añade que el discurso lo preparó en casa «y les consulté a mis padres y hermana. Luego, el vicepresidente de Junta de entonces, Josechu Rey de Arteaga, siempre le daba un vistazo». Pepa Oliver eligió un traje de color amarillo, «y recuerda que una compañera de la corte, Maite Torrente, que era muy amante de los toros me decía que no eligiera ese color que daba mala suerte a los toreros, pero a mí me fue bien».

Mónica Palmer Cuenca FMV 1992

«La corte escuchaba el discurso por walkie»

OMónica Palmer coincide en que el día de la Crida es uno de los más importantes. «La Junta nos orientaba o daba ideas del discurso y luego lo personalizabas con la familia y amigos. Recuerdo todavía hoy el discurso agradeciendo el esfuerzo de los falleros de todo un año. Apuntaba que las fallas sin falleros no existiría. Insistía en que es un esfuerzo que se hace en pro de la fiesta y de la ciudad». En el trayecto, en el coche oficial, «iba ensayando el discurso con el vicepresidente y mis compañeras de la corte lo escuchaban por walkie talkie y me animaban». Mónica, que fue fallera mayor infantil de Valencia en 1982 y fallera mayor en 1992 eligió para la ocasión un traje de casulla color rojo. «Minutos antes dejas los nervios a un lado y disfrutas del momento».

Lola Flor Bustos FMV 2000

«Hoy mismo he recitado el parlamento entero»

OLola Flor preparó el discurso de la Crida con su hermana Loida y con un amigo de la falla, Juan Belda. «Casualmente cuando estaba pasando las entrevistas de corte para elegir fallera mayor nos hicieron en una prueba hacer un discurso breve de Crida. Luego lo que hice fue usarlo como base y ampliarlo», indica. Ayer precisamente se cumplían 14 años de su día de la Crida y pudo recitar el discurso entero. «Ese día era muy especial porque además una compañera de la corte cumplía años y le decíamos de broma que habíamos reunido a las miles de persona que estaba en la Crida como una fiesta sorpresa, con castillo de fuegos artificiales y todo». Lola agradeció en su discurso la labor de los falleros, indumentaristas, pirotécnicos, artistas y bandas de música. «Los días antes recuerdo que memorizaba lo que tenía que decir mientras desayunaba, me lavaba los dientes, en el ascensor y hasta cuando iba por la calle». Cuando iba llegando a las torres «estaba muy nerviosa, pero cuando empiezas el discurso, disfrutas y no quieres que acabe». El traje fue de color verde.

Adriana Polo Escrich FMV 2001

«Se agradece expresar tu opinión, que te oigan»

OCon tan sólo 18 años Adriana Polo fue elegida para representar a toda Valencia pero, a pesar de su juventud, quiso dejar su sello personal en el día de la Crida y enfrentarse al proceso de creación del discurso en solitario. «Mi padre insistía en ayudarme, pero creo que era necesario que lo hiciese yo sola», recuerda.

Subida a una silla frente a algunos familiares. Ese fue su único ensayo antes de enfrentarse a las masas que la esperaban en unas torres que, ese año, se mostraban ocultas por una lona a causa de las obras. «Hay gente que piensa que fue una pena, pero es una oportunidad para que recuerden tu año. Suplieron esa carencia con efectos de luces, fue uno de los primeros años que se hizo», afirma Polo. Además, recuerda con humor como una viñeta de LAS PROVINCIAS la mostraba cubierta de papel higiénico «para ir a juego con las torres».

Pero la Crida es, más que un acto, la ocasión de definirse, de tomar posición como fallera y de dejar patente su personalidad. «Para las falleras mayores es una de las pocas oportunidades de dirigirte al público con tu propia voz. Aproveché para reivindicar que los políticos se involucraran más en la fiesta y para pedir respeto para los valencianos a los que no les gustan las Fallas, un mensaje por la convivencia. Se agradece expresar tu opinión, que te oigan», cuenta Adriana Polo.

Como el ying y el yang, Adriana tenía preparado para la ocasión un espolín negro pero, siendo el primer año que el Ayuntamiento pagaba sus trajes, finalmente llevó un brocado blanco de Català. «Eran dos colores rompedores y, por la relevancia del acto, tenía que llevar algo impactante». Dos trajes que marcaron un reinado sin igual.

Lucía Gil Raga FMV 2006

«Llovió mucho y dije que el cielo lloraba de emoción»

OEl año de Lucía la Crida fue diferente porque llovió a mares. «Los actos al aire libre, como la entrada de bandas o la partida de pilota se suspendieron», explica. Se pensó en cambiar la fecha de la Crida, pero el cielo dio un tiempo de tregua y se hizo. Justo en el momento en que empezaba, la lluvia volvió. «El espectáculo previo se redujo y caía tanta agua, que no sabíamos si íbamos a poder subir a las torres. Ya arriba, la alcaldesa no me dejó coger el micrófono por si había un cortocircuito», añade. Desde arriba comprobó que los falleros «iban empapados, parecía que habían salido de la ducha. Pero una vez más, demostraron que los falleros no se rinden ante nada». Lucía preparó sola el discurso y lo ensayaba hasta en la ducha. Ya en las torres, el secretario general Vicente Fayos «me iba diciendo que abreviara por la lluvia y recorté párrafos. Lo gracioso es que improvisé frases que decían que 'no era lluvia lo que caía sino que el cielo lloraba de emoción porque comienzan nuestras fallas' y todavía hay gente que me lo recuerda». Ese día estrenó un espolín gris Agatha. «Era un regalo de mis padres. Dudé si ponérmelo porque el agua encoge la seda, pero mi hermano dijo que era la fallera mayor y ese era el traje que tenía que lucir. La gente me fue tapando con paraguas y no se estropeó».

Piti Giménez Santamarina FMV 2010

«La emoción se vio reflejada en mi voz»

O¿La Crida en una palabra? Adrenalina. Pilar Giménez fue fallera mayor en 2010 y todavía tiene presentes los nervios que vivió cuando esperaba en el coche y escuchaba el jaleo de la gente que rodeaba las torres de Serranos. «Antes de subir al escenario lloré mucho, pero después cogí el toro por los cuernos», recuerda.

El discurso era clave, unas palabras que buscaban transmitir la fuerza y la motivación de la joven Pilar, un mensaje que se basaba, sobre todo, en la positividad de la fiesta. «Entre otros, pedí consejo a Marta Agustín, fallera mayor de 2009. Me dijeron que ensayara para modular la voz, pero luego no sirvió de nada, la emoción se vio reflejada en ella», afirma Giménez. Y es que la emoción del momento y, sobre todo, la reacción del público marcaron las frases de la fallera, que vestía un traje azul claro como el cielo de Valencia.

Fue junto a su madre con quien se enfrentó por primera vez al papel en blanco, un folio que debía completarse con un objetivo: motivar a la familia fallera. «Antes de salir lloré por los nervios y después del acto por la emoción. Estaba flotando en una nube», cuenta. Un discurso que marcará su vida y del que Pilar recuerda una frase con especial cariño. «Feu tremolar les torres». Que así sea.

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